¿Tiene Sexo el Cerebro?
¿Tiene sexo el cerebro?
A través de la historia las diferencias a nivel político y social entre el hombre y la mujer han sido bastantes notables, atravesando momentos bastante complicados para cada uno de los sexos.
Sin embargo, a partir de finales del siglo XIX y durante el siglo XX se dieron una serie de movimientos que lucharon por la igualdad de género, lo que llevó a todo tipo de leyes que en su mayoría beneficiaron a las mujeres para llevarlas a una mejor posición social.
El caso más destacable a simple vista sería, por supuesto, el derecho al voto.
Aunque hoy en día se presente mucho debate en cuanto a si un género es inferior o superior al otro, todo eso se resume al ámbito social, ya que legalmente ambos sexos poseen los mismos derechos y oportunidades.
Además de ser un tema subjetivo y controvertido hoy día, preferimos no adentrarnos en ese tema en este momento.
La Biología y El Género Sexual
Hoy preferimos mirar en otro camino y descubrir algo más.
No vamos a analizar social y políticamente los roles y derechos de los sexos.
Lo vamos a analizar biológicamente. Y no algo tan banal como si existe un sexo superior, sino simplemente ver si somos iguales o diferentes (hay muchas personas que afirman que ambos sexos son iguales).
Ahora bien, desde una perspectiva completamente biológica queda evidenciado a simple vista que no somos idénticos.
Somos diferentes desde nuestro aparato reproductor hasta la forma de nuestros cuerpos, lo que al llevarlo a las ramificaciones de la vida nos supondrá dos personas completamente distintas.
Pero luego entran en juego otros factores como los cromosomas y las hormonas, que terminan por marcar diferencias biológicas entre ambos géneros.
Estos son hechos científicos y de momento no pueden ser contradichos.
Pero mientras más profundizamos, vemos que hay territorios más difíciles de determinar, y aquí es donde llegamos al aspecto psicológico, al mental.
Y nos preguntamos:
¿Tiene el sexo el cerebro?
¿Es posible que podamos identificar el sexo de una persona tan solo a través de su cerebro/mente?
¿Determina su sexo su forma de pensar?
Hay muchos investigadores poniendo gran esfuerzo en encontrar estas diferencias a nivel cerebral. Primeramente, tratando de descubrir si dichas diferencias se encuentran a nivel físico o psicológico, a nivel biológico o como consecuencia de la experiencia.
Uno de los más famosos investigadores al respecto es Simon Baron-Cohen, un especialista en Psicopatología quien sostiene que existen claras diferencias mentales entre hombre y la mujer, y que incluso a nivel psicológico somos distintos.
Ya que evolutivamente cumplimos distintos roles, nuestras mentes se adaptaron mejor para optimizar dichos roles.
Lo que lleva a la divergencia mental entre los géneros.
Sin embargo, esta investigación no busca crear más división entre géneros o plantear alguno superior.
Eduardo Punset Casals (Barcelona, 1936) es abogado, economista y comunicador científico.
Es licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid y máster en Ciencias Económicas por la Universidad de Londres.
En su web www.eduardpunset.es publica una entrevista muy interesante con respecto al sexo del cerebro que le hizo a la doctora Louann Brizendine, de la cual os mostramos una parte.
La doctora Louann Brizendine es una de las personas que más sabe sobre la influencia de las hormonas en el cerebro femenino.
En el centro específico para mujeres que dirige en San Francisco, lleva años investigando y tratando los cambios de humor, la ansiedad o las disfunciones sexuales asociadas a los niveles hormonales.
Eduard Punset:
La gente dice que la realidad neurológica de las mujeres las hace más variables, más temperamentales, con más cambios de humor que los hombres. ¿Es verdad? ¿O es simplemente una idea errónea?
Louann Brizendine:
Si bien genéticamente somos distintos -las mujeres tienen cromosomas sexuales XX y los hombres, XY-, es importante recordar que todos tenemos, desde la concepción y hasta las ocho semanas de vida fetal, circuitos cerebrales de tipo femenino.
Después de la octava semana de vida fetal, los diminutos testículos del feto masculino empiezan a liberar enormes cantidades de testosterona con las que «impregnan» los circuitos cerebrales y los transforman del tipo femenino al tipo masculino. De esta manera, por ejemplo, el centro cerebral que denominamos técnicamente la zona del «impulso sexual» dobla su tamaño en el cerebro masculino. Al nacer, todos tenemos o bien circuitos masculinos o bien circuitos femeninos. Como el cerebro femenino no se ha visto expuesto a tanta testosterona, las niñas nacen con circuitos femeninos en los que algunas zonas son más grandes y otras más pequeñas que en el cerebro masculino.
Así que creemos tenerlo claro.
¡Efectivamente en cerebro tiene sexo!
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